Con la llegada del invierno, mantener una temperatura adecuada en casa se vuelve fundamental tanto para la salud como para el ahorro energético. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la temperatura ideal para el hogar debe oscilar entre los 18 °C y 24 °C, mientras que los expertos en eficiencia energética recomiendan mantener la calefacción entre 20 °C y 21 °C para evitar un consumo excesivo.
El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) señala que la calefacción representa hasta el 41 % del gasto energético en los hogares, aumentando un 7 % por cada grado extra. Para reducir costos sin sacrificar el confort, se recomienda aprovechar la luz solar, utilizar cortinas gruesas, sellar puertas y ventanas, y cerrar habitaciones no utilizadas.
Estos pequeños cambios pueden marcar la diferencia en la comodidad del hogar sin generar un impacto elevado en el consumo de electricidad o gas.
