En un ataque armado de gran magnitud, delincuentes emboscaron a elementos de la Guardia Nacional y el Ejército Mexicano, dejando un saldo trágico de tres soldados y dos agentes de la Guardia Nacional muertos. Los agresores dispararon más de mil balas con armas de alto poder, incluyendo FN Minimi, Barret calibre .50, AK-47 y R-15, en una acción calculada y sin piedad.
El ataque tuvo lugar en los límites de Michoacán y Jalisco, donde las autoridades encontraron cientos de casquillos en las escenas del crimen, superando fácilmente el millar de proyectiles percutidos.
Sin embargo, el número real podría ser considerablemente mayor, ya que los disparos fueron realizados desde las cajas de vehículos tipo pickup y desde zonas elevadas como cerros y montes cercanos a la carretera, lo que complicó el levantamiento de evidencia.
De acuerdo con reportes preliminares, la táctica utilizada por los atacantes incluyó la colocación de ponchallantas sobre la carretera para detener los vehículos y posteriormente abrir fuego desde puntos estratégicos en las alturas. La violencia en el país continúa en escalada, con índices delictivos que aumentan de manera alarmante día tras día.
