Un experimento extremo puso a prueba la resistencia del iPhone 15 Pro Max y el Samsung Galaxy S23 Ultra, dos de los smartphones más avanzados del mercado. Un youtuber los sumergió en refresco de limón y los congeló por 13 horas y 40 minutos para evaluar su durabilidad.
Al descongelarlos, ambos teléfonos encendieron sin fallas. El Samsung mostró una advertencia sobre la presencia de líquido en el puerto de carga, recomendando el uso de carga inalámbrica hasta secarse. El iPhone, por su parte, no emitió ninguna alerta y funcionó con normalidad.
Pese a la resistencia demostrada, expertos advierten que las temperaturas extremas pueden afectar la batería y el rendimiento de los dispositivos. Aunque cuentan con certificación IP68, ni Apple ni Samsung garantizan su funcionamiento tras ser expuestos a líquidos como refrescos o a congelación prolongada.