Prefieren el dialogo a la venganza y, más allá de pedir el fin de la guerra en Gaza, lideran un proyecto para lograr un acuerdo de paz antes del 2030
“¿Yo soy naif? Lo fui cuando pensé que la guerra puede traer la paz. La única forma de garantizar paz y seguridad para los israelíes es que los palestinos también la tengan”, asegura el emprendedor israelí Maoz Inon, de 50 años. Reivindica un mensaje que lidera desde el 7 de octubre del 2023, cuando sus padres, Bilha y Yakovi, fueron asesinados en el ataque de Hamas.
Fue también cuando se reanudó su contacto con el palestino Aziz Abu Sarah, de 45 años, también emprendedor. “Nos conocimos hace 10 años al trabajar ambos en el sector turístico, pero no teníamos relación. Uno de los guías me contó que los padres de Maoz fueron asesinados. Le envié un mensaje de pésame y rechazo al ataque”, cuenta a EL MUNDO este activista, cuyo hermano Taisir murió en la primera Intifada hace más de 30 años. “Fue detenido por soldados israelíes que alegaron que lanzó piedras. Él lo negó, pero le pegaron hasta que tuvo que decir que sí. En la cárcel, recibió golpes y murió poco después de salir”, relata.
Los dos pacifistas encabezan el proyecto Interact para lograr la paz antes del 2030. Su iniciativa, que desafía el peor momento del conflicto en Oriente Próximo en décadas, les llevó a ser recibidos por el Papa Francisco en 2024 y el pasado viernes por León XIV.
“Aplaudieron nuestra amistad y cooperación. Según nos dijeron, nuestro abrazo es testimonio y señal de esperanza y el proyecto del futuro”, resumen los dos. Inon recuerda que en su encuentro de hace un año, Francisco se levantó, les dio un abrazo y elogió su “valentía por elegir el diálogo y la reconciliación en lugar de la venganza”. Ambos contestaron con el mismo mensaje: “Representamos a un movimiento en crecimiento de israelíes y palestinos que cree que la paz no solo es posible sino inevitable”.
Teniendo en cuenta el odio multiplicado por el 7-O en Israel y la posterior ofensiva israelí en la devastada Franja de Gaza, pregunto a Abu Sarah sobre las razones de su optimismo. “No se trata de optimismo sino de compromiso. ¿Cuál es la alternativa? ¿Aceptar que nos sigamos matando unos a otros y que no hay más remedio que vivir en guerra, odio y miedo o, como hacemos nosotros, trabajar para acabar con esta guerra y con el conflicto?”, apunta el palestino.
Saben que los colosales efectos del 7-O han provocado que muchos abandonaran la creencia de que la paz es posible. “Entiendo que haya enfado en ambas partes. Yo también me enfado cada vez que leo el periódico. Tengo amigos en Gaza que han perdido familias enteras. Pero debemos usar este enfado para hacer el cambio”, añade.
“En Gaza, no todos son Hamas. Tengo muchísimos amigos allí y ninguno es partidario suyo. Uno de ellos, que tiene su padre herido en el hospital, le dijo a Maoz por teléfono que siente mucho lo de sus padres y que se opone al ataque”, destaca Abu Sarah, mientras su compañero considera que “los radicales en los dos lados, Hamas y el Gobierno israelí, tomaron el control de nuestro presente. El problema es que durante mucho tiempo tuvimos miedo de soñar y perdimos. Yo perdí a mis padres. No estoy dispuesto a perder más”.
Inon tomó la decisión de dedicar toda su vida a esta causa cuando las llamas de la casa de sus padres en Netiv Haasara, atacada por Hamas, aún no se habían apagado. “Dos días después del Sábado Negro (7-O), los cinco hermanos decidimos que nuestro mensaje iba a ser el rechazo de la venganza. No queremos vengar el asesinato de nuestros padres, que lucharon por la paz, ni ampliar el círculo de sangre y miedo. Queremos que sean recordados como víctimas de la paz”, reivindica el israelí, que rememora aquellos días. “Hundido en un océano de tristeza, soñé que veía el camino de la paz y la convivencia. Decidí elegirlo también como terapia”, admite Inon, que exige la tregua en Gaza para la vuelta de los secuestrados y el fin del sufrimiento de los gazatíes.
Muchos israelíes, sin embargo, creen que Hamas se aprovechó de los “sueños de paz” para despertarles en la mañana del 7-O. “Hasta ese día, Israel tenía el mayor presupuesto de Defensa de su historia. A 200 metros de distancia de mi casa en Netiv Haasara con la Franja, levantó un muro alto e instaló en la frontera un sofisticado dispositivo electrónico por encima y debajo de la tierra. Pero el único camino es el diálogo y los acuerdos”, sostiene, recordando la guerra del 73. “Golda Meir afirmó que no habría paz. El 72% de los israelíes pensaba más o menos como lo hacen hoy. Todo cambió con la visita del presidente egipcio Sadat. Israel devolvió el Sinaí y firmó la paz con su mayor enemigo. Hoy su frontera es segura y tranquila”.
“No tengo miedo. Estoy triste todo el tiempo y lloro varias veces al día, no solo por mis padres y otras decenas de miles de víctimas, sino por los millones de víctimas que pueden haber en el futuro si no intervenimos”, avisa, recalcando que siente que el apoyo va creciendo. “El reciente acto por la paz en Jerusalén reunió a miles de personas. La cantidad de israelíes que me piden dar una conferencia es enorme”.
Como cualquier otro proyecto, el suyo tiene una fecha de realización. “Sin esta urgencia del 2030, sería dejarlo para la próxima generación, pero ¿qué significa eso? ¿otros 50 o 100 años? No quiero que mis sobrinos y los hijos de Maoz tengan que hacer lo que nosotros hacemos. No sería justo para ellos”, resalta Abu Sarah.
- Hay fecha para la boda pero en el altar no se espera a los novios…
- Abu Sarah: La política y las personas cambian muy rápido. Cuando vean lo que está pasando, empezarán a cambiar de idea. En Israel hay hoy el pensamiento de que no hay un partner palestino y que les quieren asesinar pero, si me escuchan, espero que entiendan que no es verdad. En el lado palestino, lo mismo, también dicen que nos quieren matar y echarnos de aquí, pero cuando escuchan a Maoz piensan que la paz es posible.